Se creía que los japoneses, chinos... rasgados, en general, eran los más raritos a la hora de inventar cosas (de tantos que son, algunos utensilios bizarros tendrían que salir...), y bien merecido que tienen su medallita... ¡pero americanos tampoco se quedan atrás! Veamos algunos ejemplos:
Ahora que viene el calorcico... ¿qué mejor idea para refrescarse que comer un flash de esos que tanto gustan? Para eso han inventado el ¡Flash sabor a pepinillos! (Bob's Pickle Pops, que se llaman).
Y esto para que os lo creais...(observad cómo flipan los niños con sus Pickle Pops)
¿Vivís en una casa enorme, con su enorme jardín, y su enorme césped por cortar? ¿No? Pues este tío sí, y se las ha ingeniado para poder deshacerse de la crecida yerba y vaguear a la vez... Utensilios necesarios: -Un cortacésped. -Una estaca (madera o hierro). -Una cuerda. -Césped.
¿No os ha pasado nunca que os apetece sentaros, pero no disponéis de sillas para hacerlo? Y al final, cansado como estás, pues al suelo...pero aquí aparece nuestro problema: ¿qué hacer con las piernas? Sobresalen, molestan, no sirven en ese momento...y al final acabas por cogerte las rodillas con los brazos, y éstos se te cansan. El remedio para todos tus males, en esta situación, eeeeeesss... ¡La cinta para que no necesites una silla y no se te cansen los brazos!
Este invento es el mejor, porque es español. Lo ha inventado Alejandro Aravena, y se trata de una cinta redonda de 85 cm de longitud, y 5 cm de ancho y sirve para que no necesites una silla y no se te cansen los brazos. ¿Fabuloso, verdad?
Aquí termino por hoy, pero esto es sólo una pequeña muestra de lo que hay por ver...¡Suerte!
A lo mejor es un problema desde chiquitita. Yo creo que sí.
Desde que se peleaba con su madre por la ropa o el cuarto, o los combates con su hermano (imposible la descarga contra él, medía al menos tres metros más que ella y los músculos del brazo eran la cabeza de la pequeña), o quizás debido a la voz de un padre que asustaba al más patán del pueblo.
Entonces, María, después de chillar hasta el máximo desafine de la traquea, hasta que el miedo de sus alredeantes era tal que creían que una de las venas del cuello acabaría por matarlos de un latigazo, corría llorando las infinitas escaleras de la casa, saltando con veloces pies romanos de tres en tres los escalones.
Llegaba a su cuarto y cerraba la puerta de un portazo.
Perdón.
De un PORTAZO. Imagínense la rabia de una niña pre-preadolescente. Imaginen la fuerza nacida de un duro odio puro. Súmenle un arrebato absurdo.
Así eran los portazos de la niña de la nariz grande y arranques suicidas.
Luego abría la ventana del cuarto para que desde el jardín la oyeran llorar.
Eso los primeros años del descubrimiento asesino, luego, cuando un día su padre mientras regaba, le dijo “sí, sí, tú abre la ventana pa que te escuchemos. AY, AY que penita” cambió su táctica.
La intensificó.
Ella tenía que ser escuchada, los pasteleros de Perú y el calamar más gigante del océano debían percibir el sonido de la indignación de María.
Pero más que incrementar el alcance del desprecio, tenía que expulsarlo.
Fuera, lejos, fuera, fuera de sus miembros. Fuera de sus ojos (las lágrimas no servían en absoluto), de su boca (los gritos debían ser amortiguados).
Los efectos que provoca la furia son demasiado lesivos para permitirles permanecer.
¿Cómo conseguir un traspase de emociones? ¿CÓMO?
¿Cómo liberarte del siroco?
A pegar, a las mesas. A patadas, a las paredes.
Golpea, olvida, descarga, vuelve a golpear.
Y lanza. Agarrando las radios viejas y las papeleras,practicaba lanzamiento de objetos domésticos en un cuarto de 9 metros cuadraros.
Siempre era ganadora.
Con los años, las charlas con sus padres (ejemplos confusos de vida sosegada) y el proceso de maduración de la fruta la fueron conviertiendo en un animal menos salvaje.
Digamos, en una ardilla bastante borde.
Aunque lejos de calmar su mente criminal, redujo los ataques a momentos donde el estómago (o la parte del cuerpo que guarda los enfados irresolutos) explotaba en alaridos iracundos, manchando de palabras ensangrentadas su entorno.
Al poco de cumplir trece años, los Reyes, guiados por instintos maternos, le regalaron un saco de boxeo (que, por desgracia, aún sigue sin colgar en el trastero del castillo).
María, reina en el País de los Nervios y los Alteres, tiene hoy 17 años.
A pesar de ir adquiriendo cada día el color de la fruta madura, todavía no ha logrado superar su trastorno.
Entre mordiscos a almohadas, codazos a blancos azulejos e increíbles lanzamientos ahora de teléfonos inalámbricos, ha añadido a su dolencia un disgusto mundial.
Sigue gritando con ansias de exorción cuando algo no encaja en su justo establecimiento de ideas, cuando algo quiebra las libertades.
”Tú es que eres muy radical María, muy radical” le dicen a menudo.
A lo mejor es un problema desde chiquitita. Yo creo que sí.
¡Já! Textos más incomprensibles y elocuentes que el tuyo he visto, y no caen en la abrupta y pretenciosa arrogancia con la cual tu pueril escrito mancilla mis excrutadores ojos. Sé que no lo harás, David, y que sólo pecas por mentir, y no por matar a una zanahoria, tan bien como lo relatas... He de decir que me ha sorprendido tu impulsivo fragmento, pero si hubiera sido la Mazorca de Maíz (santísima allí donde esté), hubiera tenido menos osadía en contestarte tal cual lo hago. Impreso sin ira.
Esenas para aquechos que sabén hablar argentíno. (Las tildes acá son púramente imaginárias, incorréctas, imposíbles; señaladóras) -¡Andáte con cuidado! ¿Vis(H)te? ¡andá para acá!-gritaba la castaña enfuresida. "Cho no se náda-pensaba la peatona casi herída-¡pero segúro que ese chico lo hiso apósta!" -¡¿Pero qué paso?!-la castaña bailaba, esperando que el resto del mundo entendiera su extráña manéra de dibujar enfádos -¿es(H)tás lóca? La peatona mira jóven y relajada, aún pequeña para buscar rabiétas, aún pequeña para no dejarse chevar. -Señora, cho fui nórmal, este es mi páso, cho resién sirculaba bien y él crusó como lóco, y vos rugió como lóca también.
¿Bien?Ahogada en verde te encontrás. Humo seco en los pulmones. Venas todavía felises, demasiado felises para una sirculasión normal de la informasión a la ménte. Los reflejos fueron mitigádos tras las últimas caládas. -Cho..bueno...pensé que...lo siénto.-la castaña que dansa y esclama se calma y respira.
¿Vis(H)te? y luego andás contándo que las hierbas no afectán para bien. Estás loca, yo para mal y tú prudente me guías.