Por último afirmó: “El nuevo servicio de calientacamas es algo así como tener una bolsa de agua caliente gigante en la cama, calentándola antes de que el huésped se introduzca en ella, para que disfrute de un sueño reparador lejos del frío. Y por supuesto, ¡salen de la cama antes de que tú entres!”.
Viene bien recordar lo de la bolsa de agua caliente. Y es que no creo que sea esencial meter a alguien en la cama antes que nosotros para que aumente la temperatura de la misma y poder así dormir mejor. Viviendo en el siglo XXI seguro que hay otras formas igual de eficaces de hacer algo tan simple como calentar una cama, utilizando, pro ejemplo, algún sistema eléctrico, sin que tengan que intervenir ellos.
Lo más interesante de todo esto, más allá de lo anecdótico, es: ¿Dónde termina la verdadera preocupación de los responsables de la cadena hotelera por el bienestar de los clientes y dónde empieza la campaña publicitaria?.
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