La mañana amaneció soleada, se preveía un buen día, al contrario que la anterior convocatoria.
De nuevo los delegados de los tres primeros de Bachillerato se pusieron de acuerdo para que ese día tampoco asistiera nadie a clase, pero esta vez se comunicó al profesorado mediante un escrito redactado por los alumnos de las tres clases, aún así algunos asistieron a clase, otros se quedaron en casa y una minoría nos fuimos para Sevilla.
A las diez y media ya estábamos en el Arenal, dispuestos a coger el coger el tren unos doce alumnos de primero de Bachillerato.
A las doce, como estaba previsto, empezó la manifestación. Nos reunimos con los demás institutos y universidades en la puerta de la Universidad de Sevilla, situada en la calle San Fernando. Al igual que en la anterior convocatoria, se repartieron panfletos, pegatinas... informándonos sobre el plan Bolonia. Esta vez la manifestación estaba mejor organizada y había más personas del Sindicato de Estudiantes. Cuando todas las personas (unas 4000) estábamos listas, nos pusimos en marcha, detuvimos de nuevo el tráfico y el tranvía. A nuestro paso íbamos cantando distintas consignas como: Bolonia Bolonia la p... de Bolonia, la madre que la parió, yo tenía una carrera que Bolonia me jodió, al final de la multitud de manifestantes, nos acompañaba una furgoneta donde sonaban los distintos lemas, y entre la multitud se
encontraban personas con instrumentos de percusión, bocinas etc.. La gente bailaba, cantaba, hacíamos sentadas en el suelo, que duraban ¡dos segundos ni más ni menos!. Todo esto hizo más ameno el largo recorrido que anduvimos desde la Universidad de Sevilla hasta la Plaza Nueva, lugar donde acabó la manifestación sobre las dos.
Esta vez no hubo ningún incidente y todo transcurrió en un clima de normalidad.
En el camino de vuelta, cuando ya estábamos montados todos en el tren (íbamos como sardinas en lata) los pasajeros se quejaban al no haber asientos disponibles. Llegamos a Virgen del Rocío al ver que el tren no seguía con su recorrido, decidimos bajarnos a ver lo que ocurría. ¡Y vaya sorpresa nos llevamos!
Los pasajeros habituales se manifestaban por la situación de poco espacio, y nosotros cómo no, le apoyábamos encantados, como se puede observar en la foto, pedían un tren de refuerzo ya que en uno sólo no cabía todo el mundo. Aún mayor fue nuestra sorpresa cuando para esta “tontería” llegaron ¡siete coches de policías!, vamos que llegó un momento que en la vía del tren había más policías que manifestantes. Estuvimos parados unos 45 minutos, afectando a la circulación de los trenes de cercanías. Al final se disolvió y se acordó que si volvía a pasar lo mismo se manifestarían de nuevo, pero esta vez con un permiso del ayuntamiento.
Esta vez no hubo ningún incidente y todo transcurrió en un clima de normalidad.
En el camino de vuelta, cuando ya estábamos montados todos en el tren (íbamos como sardinas en lata) los pasajeros se quejaban al no haber asientos disponibles. Llegamos a Virgen del Rocío al ver que el tren no seguía con su recorrido, decidimos bajarnos a ver lo que ocurría. ¡Y vaya sorpresa nos llevamos!
Los pasajeros habituales se manifestaban por la situación de poco espacio, y nosotros cómo no, le apoyábamos encantados, como se puede observar en la foto, pedían un tren de refuerzo ya que en uno sólo no cabía todo el mundo. Aún mayor fue nuestra sorpresa cuando para esta “tontería” llegaron ¡siete coches de policías!, vamos que llegó un momento que en la vía del tren había más policías que manifestantes. Estuvimos parados unos 45 minutos, afectando a la circulación de los trenes de cercanías. Al final se disolvió y se acordó que si volvía a pasar lo mismo se manifestarían de nuevo, pero esta vez con un permiso del ayuntamiento.
Laura Ramírez Soto 1ºa
Virginia León Delgado 1ºa
María Romero Cazenave 1ºa
Virginia León Delgado 1ºa
María Romero Cazenave 1ºa
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