Quizás seas de los que se ponen un cojín delante de la cara cuando ven una peli de miedo o, por el contrario, de los que les encantaría hacer la ouija. Puede que te encante disfrazarte o que, te dé muchísima pereza eso de tener que buscar toda la indumentaria (el típico “yo no tengo imaginación para estas cosas”). En cualquier caso seguro que estás deseando que llegue Halloween y no porque no tengamos que venir a clase el lunes después del día
de Todos los Santos (que también) sino porque tienes por ahí alguna fiesta planeada. Y es que en el fondo, seamos miedosos o no, nos encanta pasar una noche contando las típicas historias de miedo, las cuales muchas veces ya hasta nos sabemos de memoria pero, da igual, se vuelven a contar (“... y cuando llegaron a la curva, la chica le dijo que ahí fue donde ella se mató...”), o intentar asustar a alguien poniendo cara de poseído (que para una vez que tenemos la posibilidad de hacer el tonto sin hacer el ridículo no lo vamos a desperdiciar) o, por qué no, ponerte a ver El Exorcista aunque después estés una semana sin dormir.
A pesar de ciertas críticas de los que piensan que no deberíamos celebrar Halloween ya que es una fiesta americana, somos muchos a los que nos encanta este día. Y yo suelto una reflexión: si Halloween es una fiesta y según el tópico, a los españoles nos encantan las fiestas, ¿por qué no nos tendría que gustar Halloween?
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