"Hay que ver qué sola puedes llegar a estar de
madrugada, llorando sin poderte contener, mirando
por la ventana como si por la calle fuera a pasar la
solución" (...) Hace años que sabe Prudencia que su
marido tiene una amante. Al principio sufrió mucho,
se ponía a llorar mientras planchaba (...) Empezó a
pedir y entregó el poder. (...) "Yo disfruto teniendo a mi
marido limpio y aseado. Cuando se enfada si no le tengo
listo un pantalón, el que quiere ponerse, aguanto la bronca,
porque sé que me la merezco". (...)
Ante la desesperación Prudencia desea algo que marca el límite de la vida.
“Qué hacer cuando sólo se desea morir". Prudencia
deseaba morir. La vida era para ella una sucesión
de días idénticos. Los consumía como si fuesen
pequeñas dosis de una muerte pequeña. Ella sólo
quería morir. Morir de una sola vez.
"Algún amor que no mate" - Dulce Chacón
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