viernes, 30 de abril de 2010

Historia, juzgad vosotros mismos.

Bajaba las escaleras corriendo intrigado por el sonido del timbre que acababa de sonar, no esperaba visitas hoy, bueno ni hoy ni nunca.
Pero cuál fue su asombro al abrir y encontrarse a 5 chavales, parte de sus amigos rapados al cero y pidiéndole que se saliera un poco a la calle a jugar con el balón:
-Venga, esperad que me pongo los botines y salgo-Dijo sin poder salir de su sorpresa.
Subió al cuarto con un arcoiris de emociones en el cuerpo , todas buenas y no pudo reprimir alguna que otra lágrima. Rápidamente se calzó las botas y salió a la calle.
En la pista de fútbol se podía distinguir dos equipos jugando y más de 20 chavales esperando ansiosos el resultado, pero él reconoció en pocos segundos a sus amigos, apartados en un hueco pasándose el balón unos a otros.
-¡Iyo, que rápido, jaja, venga anda que te estábamos esperando, después de esos, vamos nosotros!
-¡Jaja, venga!
Mientras pasaba el tiempo notó como todos los chavales que, al igual que él estaban esperando a que terminase el partidillo, miraban a todos sus amigos, pero en especial a él, mientras murmuraban. Uno de los que estaba con él se dio cuenta y le susurró al oído:
-¡No les eches cuenta, venga que ya entramos nosotros!
Efectivamente, el partido ya había acabado y les tocaba a ellos.Después de horas de balón, goles y patadas, el chico se fue a casa, sin creerse el día que había pasado, desde que le pasó eso, no había salido de su casa, por el que dirían, y de eso hacía 1 mes.
En la casa le esperaban su madre, sentada en el comedor y con el plato de comida listo para él:
-Mañana tenemos otra sesión, ¿eh?
-Ya, ya.Mamá una pregunta, ¿al colegio entonces no voy a poder ir nunca más?
-¿Qué? Claro que sí hijo, pero antes está tu salud, creo yo.
-Verdad.
Esta fue la única conversación que tuvieron durante toda la cena, y una vez comido, se puso el pijama que le había acompañado durante un mes y se acostó.
Pero no podía dormir, así que se levantó y se sentó en el sofá a pensar y reflexionar sobre el cambio tan brusco que había pegado su vida desde hace un mes y medio para acá.
Desde que le diagnosticaron eso, creía que su vida daría un giro de 180º, demasiado brusco para él, o, por lo menos, así lo pensaba.
Nadie querría relacionarse con él, no volvería la colegio, sería objeto de nuemerosas conversaciones, murmuros, palabrejas, en resumen, nada volvería a ser como antes.
Pero ese mismo día se dio cuenta de que no todo estaba perdido, que todavía había una pequeña posibilidad de recuperar su antigua vida, su vida "normal", estaba deprimido, sí, en innumerables ocasiones pensó el porqué le había tocado a él, era un chico normal, con amigos, bueno en los estudios, no hacía mal a nadie, pero la vida le estaba jugando una mala pasada. Sin embargo se dio cuenta de que, gracias a todo el apoyo que estaba y estaría recibiendo hasta su recuperación, podría llevar esta enorme carga mejor de lo que creía.

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